Las habas, un pilar de la comida árabe, se celebran por su textura cremosa, sabor mantecoso y un sabor a nuez que resuena con las tradiciones culinarias de Oriente Medio. Estas no son solo un festín para el paladar, sino también una fuente de nutrición, ofreciendo:

• Carbohidratos complejos para una liberación sostenida de energía.
• Proteínas de alta calidad esenciales para la reparación y crecimiento muscular.
• Fibra dietética que ayuda en la salud digestiva.
• Bajo en lípidos saturados, apoyando la salud del corazón.
• Compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes.

La versatilidad culinaria de las habas es evidente en su amplio uso en varios platos, destacándose el Ful Mudammas como una preparación particularmente querida.

Siendo la segunda legumbre más cultivada en el mundo, los garbanzos gozan de la mayor popularidad, especialmente en países como Sudán (10.3 kg per cápita), Egipto (3.2 kg) y Jordania (4.6 kg). La versatilidad de esta legumbre se muestra en numerosos platos, desde la textura cremosa del hummus hasta las delicias crujientes del falafel.

Los garbanzos vienen en dos variedades principales que se adaptan a diferentes aplicaciones culinarias y gustos: los garbanzos Desi y los garbanzos Kabuli.

Las lentejas destacan como una potencia proteica entre las legumbres, haciéndolas una fuente indispensable de proteína vegetal para vegetarianos y veganos. Su alto contenido de hierro también juega un papel crucial en la lucha contra la deficiencia de hierro, un problema común en la salud dietética. La diversidad de lentejas, que van desde variedades negras, amarillas, rojas y naranjas, enriquece la cocina árabe con sabores y texturas distintivas.

En el paisaje culinario, las lentejas han sido un pilar en platos como mujaddarah, Koshari y Shurba al-‘Adas. Los beneficios nutricionales, junto con su rica historia y versatilidad en la cocina, subrayan el papel fundamental de las lentejas en las cocinas árabes tradicionales y modernas.

Los guisantes de ojos negros son una subespecie de la planta de caupí, profundamente arraigada en diversas cocinas globales debido a su rica historia y perfil nutricional. Originarios de África Occidental, estas legumbres han encontrado su camino en las tradiciones culinarias de países de todo el mundo.

Una porción de 100g de guisantes de ojos negros cocidos contiene 484 kilojulios (116 kilocalorías), lo que lo hace una excelente fuente de folato y una buena fuente de minerales esenciales como tiamina, hierro, magnesio, manganeso, fósforo y zinc. Este perfil nutricional apoya una dieta equilibrada, contribuyendo a la salud del corazón, el bienestar digestivo y los niveles de energía.

Su adaptabilidad en varios platos, desde guisos y curris hasta ensaladas y frituras, junto con sus robustos beneficios nutricionales, cimientan el estatus de los guisantes de ojos negros como un ingrediente apreciado en cocinas globales y de Oriente Medio.

Los frijoles rojos, un componente versátil y nutritivo de la comida árabe, encuentran su lugar en una variedad de platos, satisfaciendo tanto el paladar como las necesidades nutricionales. Su uso en recetas tradicionales muestra la adaptabilidad y riqueza de las cocinas de Oriente Medio.

Introducidos en muchos platos como: Fasoulia: Un plato querido que utiliza frijoles rojos como su ingrediente central, Fasoulia yemení, Vince Auckland libanés y estofado de frijoles blancos. Estos platos, cada uno con su conjunto único de ingredientes y métodos de preparación, destacan el papel integral de los frijoles rojos en las cocinas árabes. Desde la versión yemení picante y aromática hasta el reconfortante Vince Auckland libanés y el robusto estofado de frijoles blancos, los frijoles rojos se adaptan sin problemas a varias tradiciones culinarias, enriqueciendo la cultura alimentaria con sus beneficios nutricionales y deliciosos sabores.

Los frijoles mungo ocupan un lugar significativo en las cocinas árabes como una de las legumbres más consumidas, veneradas tanto por su valor nutricional como por su versatilidad en aplicaciones culinarias. Conocidos por su sabor terroso y textura tierna, los frijoles mungo son un ingrediente básico en una plétora de platos tradicionales en todo el mundo árabe.