BLOGBeneficios de una alimentación y una vida ecológicas

Beneficios de una alimentación y una vida ecológicas

“Ecológico” no es simplemente comida. La mayor parte del tiempo, cuando hablamos de ecológico, las personas tienden a referirse estrictamente a la comida, la agricultura y el ganado que están libres de químicos y fertilizantes y pesticidas producidos de manera industrial, pero como dice la famosa frase: “el total es mayor que la sima de las partes”. La palabra “ecológicos” también puede incorporarse en muchos otros aspectos de nuestras vidas diarias.

 

Vida ecológica y el día a día

Vivir un estilo de vida ecológico no tiene por qué ser extremo, tampoco significa abandonar las comodidades modernas. En un sentido más alto y profundo, todo tiene que ver con cómo actuamos y escogemos en nuestro día a día , que beneficiará tanto a nuestra salud como a nuestra comunidad así como al medio ambiente global.

“Vigila tus pensamientos porque se convierten en palabras. Vigila tus palabras porque se convierten en acciones”. Cada acción se inicia en un pensamiento. El concepto fundamental que lleva a un estilo de vida ecológico es principalmente un cambio en las actitudes e, inicialmente, pensar en verde. La vida ecológica no requiere un cambio de estilo de vida sustancial que ocurra de la noche a la mañana, puede comenzar simplemente con pequeños cambios. Desde un punto de vista más amplio, a un nivel global, por el bienestar de la comunidad y del medioambiente mundial, hay que pensar en la separación de la basura en casa o en apagar las luces en las habitaciones donde no hay nadie para conservar la energía.

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Vivir de manera ecológica es más que optar solo de manera alternativa por la comida ecológica. Tiene que ver con cada actividad que hacemos de manera habitual. Aquí dejamos algunos ejemplos de cómo se puede vivir un estilo de vida más ecológico y saludable:

  • Ten en cuenta la minimización del consumo

Reduciendo el uso de plástico como pueden ser las bolsas o las pajitas y optar en cambio por bolsas de tela reutilizables o pajitas biodegradables.

  • Busca métodos alternativos de transporte.

Cambiando a vehículos verdes ya sean en el terreno personal o en el transporte público que produzca menos impactos dañinos al medio ambiente que otros comparables convencionales, o se puede optar por caminar o ir en bicicleta si el lugar de destino está a una distancia que se puede recorrer a pie.

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  • Reduce la huella ecológica.

Reduciendo el consumo de carne, especialmente la de reses y cordero, como vaca y oveja que emiten grandes cantidades de metano, un potente gas de efecto invernadero, o consumir productos locales resulta en la reducción de las emisiones de carbono del transporte de bienes o conducir menos y optar por compartir el coche o el transporte público.

  • Conserva el medio ambiente y reduce el impacto de la deforestación.

Al pagar sin papel, la banca o los negocios, dejar de lado el papel tanto en el hogar como en la oficina ofrece un beneficio doble: la oportunidad de ahorrar dinero y reducir la huella medioambiental; talar árboles para hacer papel, el consumo de agua o fuel fósil, y el efecto de gases invernaderos al mismo tiempo.

  • Practica el minimalismo.

“Vivir con menos” es la auténtica definición del estilo de vida minimalista, al vivir con menos posesiones, reduciendo nuestro espacio y desatascando nuestras vidas para enfocarnos mejor en las verdaderas prioridades de la vida. Cuando consumimos menos también significa que también alteramos y molestamos menos al entorno.

 

La huella ecológica y su impacto en humanos y el mundo

¿Qué es la “huella ecológica”? La huella ecológica mide la demanda de los humanos hacia la naturaleza, en pocas palabras, la cantidad de naturaleza que hace falta para mantener a las personas o una economía. Tiene que ver con la medición de la cantidad de tierra y agua productiva que un individuo, una ciudad, un país o toda la humanidad utiliza para producir los recursos que consume y absorber el desecho que genera, utilizando tecnología actual y prácticas de organización de recursos.

La huella ecológica sigue el uso de seis categorías de las áreas productivas (biocapacidad), todas expresadas en hectáreas estandarizadas, comparables globalmente, con una media global de productividad:

  1. Campo de cultivo.
  2. Tierra de pastoreo.
  3. Lugares de pesca.
  4. Áreas urbanas.
  5. Zonas de bosques.
  6. Demanda de carbono en la tierra.

La huella ecológica y la biocapacidad se pueden comparar a una escala individual, regional, nacional o global. Si la huella ecológica excede la biocapacidad, significa que hay un déficit ecológico. Por otro lado, si la biocapacidad de una región supera la huella ecológica, existe una reserva ecológica. De acuerdo con el Global Footprint Network, actualmente consumimos más recursos por año de los que el planeta puede producir en ese espacio de tiempo. Sus cálculos indican que el planeta tarda 18 meses en regenerar todo lo que se ha utilizado en un periodo de 12 meses.

Hay muchas maneras mediantes las cuales podemos ayudar a reducir nuestra huella ecológica. Vivir un estilo de vida ecológico es una de ellas. Abrazar el mundo con unos hábitos de vida más enfocados a lo ecológico y la conciencia y preocupación de que cada persona tiene una responsabilidad hacia el medio ambiente. Hay que tener en mente que los pequeños cambios pueden significar una gran diferencia. PIENSA EN VERDE y ACTÚA AHORA.

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